Juan Manuel de Rosas y el Revisionismo Histórico
Juan Manuel de Rosas (1793-1877) fue uno de los líderes políticos y militares más influyentes del siglo XIX en la Argentina. Gobernador de Buenos Aires en dos períodos (1829-1832 y 1835-1852), su figura fue durante décadas objeto de una visión profundamente negativa promovida por la historiografía liberal, encabezada por Bartolomé Mitre y otros exponentes del Estado oligárquico posterior a Caseros.
Rosas fue un férreo defensor del federalismo, enfrentándose al centralismo unitario que buscaba concentrar el poder en Buenos Aires. Gobernó con mano firme, estableciendo una fuerte autoridad que supo sostener la soberanía nacional frente a las potencias extranjeras, como durante los bloqueos anglo-franceses, donde su liderazgo simbolizó la resistencia argentina frente al colonialismo europeo.
Durante su gobierno se aplicó una política de orden interno apoyada por la Sociedad Popular Restauradora (conocida como "La Mazorca"), lo que ha generado intensos debates sobre autoritarismo, represión política y legitimidad. Su caída en 1852 en la batalla de Caseros, a manos de Justo José de Urquiza, marcó el inicio de un relato histórico oficial que lo demonizó como tirano y dictador.
El Revisionismo Histórico
A partir del siglo XX, surgió el revisionismo histórico, un movimiento intelectual y político que buscó revalorizar figuras del pasado marginadas o difamadas por la historia oficial. Intelectuales como José María Rosa, Manuel Gálvez, Arturo Jauretche y Enrique Rivera comenzaron a rescatar la figura de Rosas como símbolo de la soberanía nacional, el federalismo y la resistencia al imperialismo.
Desde esta óptica, Rosas no fue un tirano, sino un líder popular, apoyado por los sectores rurales, los gauchos, los afrodescendientes y los pueblos del interior, que defendió una Argentina libre del dominio extranjero. Su figura comenzó a ser resignificada como parte del proyecto nacional y popular que, más tarde, continuaría el peronismo.
La figura de Rosas sigue generando debate. Para unos, fue un dictador sanguinario; para otros, un patriota que defendió la soberanía. El revisionismo histórico no busca crear ídolos, sino complejizar la mirada sobre nuestro pasado, recuperar voces silenciadas y repensar los relatos que nos han sido impuestos. Rosas, en ese sentido, es una puerta de entrada a una Argentina más federal, más profunda y más auténtica.
Revisionista Rosita de la Historia Argentina
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