viernes, 9 de julio de 2021

JUVENTUD DE GUEMES

 JUVENTUD DE GUEMES

D. Martín Güemes nació en la Ciudad de Salta el 7 de febrero de
1785, día de San Juan de Mata. Lo bautizó el 9 de febrero de 1785 en la Iglesia Matriz de esta Ciudad el Cura Rector Pbro. Dr. Gabriel Gómez Recio, con el nombre de Martín Miguel Juan de Mata. Fueron sus padrinos don José González de Prada y doña María Ignacia Fernández Cornejo y la Corte. El primero desempeñaba el cargo de Contador Ministro principal de Real Hacienda, en Salta, siendo trasladado a Cochabamba. en el mes de octubre de
1785. La segunda, era hija del Coronel D. Juan Adrián Fernández Cornejo y de Doña Clara de la Corte y Rosas, y esposa de su primo hermano D. Lorenzo de Goyechea y la Corte (hermano éste de Da Magdalena Goyechea de Güemes), Regidor Alcalde Provincial de Jujuy (abril 11 de 1776).
En el Archivo de la Parroquia de La Merced, de Salta, se registra el acta de bautismo, en la siguiente forma: «En esta Iglesia Matriz de Salta, en 9 de febrero de 1785, yo, el Cura Rector más antiguo, exorcicé, bauticé y puse óleo y crisma a Martín Miguel Juan de Mata, criatura nacida de dos días e hijo legítimo de Don Gabriel de Güemes Montero y de doña María Magdalena de Goyechea y la Corte. Fueron sus padrinos de agua y óleo Don José González de
Prada, contador ministro principal de real hacienda, y doña María Ignacia Cornejo, y para constancia lo firmé. Dr. Gabriel Gómez Recio».
2. — Martín Güemes es el segundo de los hijos, pues, como vimos, el mayor de sus hermanos fue Juan Manuel, nacido en 1783 y, por lo tanto, dos años mayor que él (1785).
La familia se aumentaba en pequeños intervalos, como que le seguían Magdalena (1787), Francisca, Gabriel, Benjamín (1802), José (1803), Isaac y Napoleón (1805). Por consiguiente, cuando falleció don Gabriel de Güemes Montero (1807) dejaba huérfanos de corta edad, si bien Magdalena y Francisca eran ya casadas, Juan Manuel contaba 24 años y Martín 22
La educación de Güemes debió, en consecuencia, alternar en ese
ambiente familiar, hogareño y religioso de la ciudad de Salta, cuyo lustre en esa época de la Colonia fue proverbial; con aquel otro, de las estancias de Campo Santo, entre ríos caudalosos, selvas impenetrables y clima tropical. El niño de la ciudad, cuya cuna y rango social sobresalían, supo a la vez, como todos los hijos
de propietarios de tierras situadas en esa vasta región salteña llamada de la Frontera, templar su espíritu frente a la naturaleza virgen, y pulirlo en los salones y en la escuela de la culta Capital de la Intendencia.
Por su rango social y político, es evidente, además, que sus padres se preocuparan por la instrucción de su hijo, cuyas primeras letras debió aprenderlas en la Escuela pública establecida en el Colegio de los Expatriados Jesuitas a que hace referencia su padre en la información de Servicios (1795) del Gobernador Intendente García Pizarro (1792-1798) antes citada.
Seguramente, fueron sus profesores D. José León Cabezón, Maestro de Gramática, a quien el Estado abonaba sus estipendios (1793) y el Maestro de primeras letras D. José Antonio Pinto.
Además, según vimos, su madre recuerda en su testamento, haber invertido la suma de un mil pesos para su hijo Martín, «valor — dice — de los gastos que causó en Buenos Aires su
educación y decente subsistencia en el término de dos años.» Ahora bien, que esa estadía debió ser anterior a 1799, es indudable, pues en febrero de ese año se incorpora como Cadete a la Compañía del Regimiento Fixo destacada en
Salta, en donde permanece hasta 1805, después de lo cual retorna a Buenos Aires con motivo de las invasiones inglesas y, como es lógico, percibiendo su sueldo de oficial, de modo que la ayuda materna no era indispensable. Ello confirmaría entonces, la afirmación de algunos historiadores, según los
cuales fue alumno del Colegio de San Carlos en Buenos Aires. Uno de sus condiscípulos fue el Dr. Andrés Pacheco de Melo, salteño y diputado por Chichas al Congreso de Tucumán en 1816; según el Dr. Frías, en Buenos Aires, y según Udaondo en una escuela elemental de su ciudad natal opinión esta última con la cual compartimos, pues Pacheco de Melo hizo en
Córdoba sus estudios superiores. Es probable también que haya sido su Maestro de Filosofía el Dr. Manuel Antonio de Castro, pues en la correspondencia a que más adelante nos referiremos, Güemes llama a Castro su Maestro.
3. — A fines del siglo XVIII se encontraban destacadas en Salta algunas compañías pertenecientes a Regimientos de Buenos Aires. Así, en 1787, figura el Regimiento de Extremadura. También aparece el de Dragones.120
En 1790 encontrábase la 7ª Compañía del 3er. Batallón del Rey «Fixo» de Buenos Aires, destacada en Salta. Así consta en los libros de la Tesorería (abril 12) que lleva D. Gabriel de Güemes Montero.121 En 1793 continúa dicha Compañía en Salta, hasta 1798, en cuya fecha figuran como Teniente D. Antonio de Torres; Sargento 1° Juan Mejía; Sargento 2° Nicolás de Guzmán;
Tambor, Juan González; y Bartolomé Julián, Joaquín Puchol, José Falco, Juan de Lago, Martín García, Antonio Alsina, Esteban Cestani, Juan Barrantes, Juan Gallardo, José de la Torre, Félix Autes, Manuel Baldiviezo y Francisco Bravo. No es extraño, entonces, que el padre haya elegido la carrera de su hijo Martín, quien a los 14 años de edad es Cadete de dicho Regimiento, como que en
febrero 15 de 1799, siendo Gobernador de Salta don Rafael de la Luz, el propio D. Gabriel de Güemes Montero, como Tesorero Ministro Principal de Real Hacienda y Comisario de Guerra, certifica que ese día se le presentan
«en revista todos los individuos de la antecedente relación, incluso el Cadete don Martín Miguel de Güemes, a quien se le dio de alta el 13 de este mes en virtud de la filiación con que se (me) presentó en aquella fecha».
4. — El joven Martín Güemes siendo un niño, pues, se incorpora como Cadete al Regimiento de Infantería de Buenos Aires, 3er. Batallón de la 6° Compañía destacado en Salta. Figura así en las listas de revistas, junto con la 7° Compañía del mismo Batallón, cuyo Sargento 2° era D. Nicolás de Guzmán (el mismo que en 1810 figura con un retiro de $ 11 tres reales) y certificando dichas
listas D. Gabriel de Güemes Montero, Tesorero Ministro Principal de Real Hacienda y Comisario de Guerra de la Provincia de Salta, haberse presentado en revista todos los comprendidos en ellas. Así consta en las listas correspondientes al año 1799, existentes en el Archivo Histórico de Salta, fechas 13 marzo, abril 11, mayo 19, junio 19, julio 19, agosto 3, setiembre 1, octubre 19, noviembre 2, y diciembre 2 de 1799; en todas las cuales se expresa:
«Cadete D. Martín Güemes». Son sus compañeros, al ingresar en la carrera de las armas, según la lista de marzo de 1799, los siguientes: Teniente D. Antonio de Torres, Sargento D. Juan Mejía, Sargento D. Nicolás de Guzmán, y Tambor D. Juan González; y en el mes de noviembre de 1799, el Sargento Guzmán y D.
Juan de Lago, D. Martín García, D. Antonio Alsina, D. Esteban Cestani, D. Juan Barrantes, D. Juan Gallardo, D. Carlos Travera, D. Félix Autes, D. Manuel Baldiviezo y D. Francisco Bravo.
En la revista de 1800 y de 1801, de enero a diciembre, figura el Cadete D. Martín Güemes, en la 6ª Compañía del 3er. Batallón, en la misma lista de la 7ª que encabeza el Sargento Nicolás de Guzmán. Lo mismo, de marzo a diciembre de 1802, que certifican Güemes Montero, Carvajal y Atienza. En la de diciembre
6 de 1802, aparece esta firma: «Martín Miguel de Güemes», y se expresa que el Sargento 2° Nicolás de Guzmán y D. Juan de Lago se retiran del servicio, suscribiendo al final D. Nicolás de Villacorta y Ocaña, contador.
En las de 1803 (6ª del 3°) de enero a diciembre, encabeza el Cadete
Martín Güemes, y a continuación figuran Martín García, Antonio Alsina, Juan Barrantes, Juan Gallardo, Carlos Travera y Rafael Palavecino.
En las de 1804 (6ª del 39), de enero a diciembre, encabeza el Cadete Martín Güemes; y lo mismo ocurre en las de enero a octubre de 1805, firmando la lista del mes de agosto, Güemes Montero. De 1806, ya no existe constancia en el Archivo.
5. — Resulta así demostrado que D. Martín Güemes, desde febrero de 1799 hasta octubre de 1805, o sea desde la edad de 14 años hasta los 20, estuvo en Salta revistando como Cadete de la 6ª Compañía del 3er. Batallón del Regimiento de Infantería Fixo de Buenos Aires destacado en Salta; contrariamente a lo aseverado por algunos de que bajó a Buenos Aires en 1801
y pasó a Montevideo en 1803124 o por otros según los cuales Güemes principió a servir en el batallón llamado el Fijo de línea estacionado en Buenos Aires. Interesa ese aspecto de nuestras investigaciones, por cuanto seis años de la juventud de Güemes se cumplieron por éste consagrado a la carrera de las
armas, en su propio medio, circunstancias que debieron modelar su espíritu y su orientación militar, de modo que no resultan extraños sus métodos
adoptados posteriormente en la guerra gaucha que le diera fama.
Es de imaginar, entonces, al niño de catorce años vestido con su
uniforme de gala, pasando revista mensualmente ante el señor Gobernador Intendente de Salta; sujeto a los ejercicios y estudios militares en una Plaza de la importancia de Salta; recorriendo sus dilatadas fronteras; tomando contacto con las autoridades y personas de las diversas ciudades y pueblos de la extensa
Gobernación Intendencia de Salta del Tucumán; sujetando al indio; tomando contacto con la naturaleza hostil y montado en su noble caballo. atravesando ríos caudalosos, lidiando en la maraña de la selva; subiendo las ásperas montañas y bajo la inclemencia de la puna desolada; en fin, templando en acero su cuerpo y su espíritu, al lado de sus gauchos amigos, en el fogón y en el rancho, a la sombra del árbol y en el rudo trajín de las campañas. Así pasa su
niñez y juventud: alternando con los grandes de su cuna, y con los soldados de su Compañía. Su escuela militar es su medio ambiente mismo, es su Provincia, a la que conoce así de palmo a palmo. Como Salta es el centro de los caminos al Alto y Bajo Perú, a Chile, al Paraguay, al Paraná, a Buenos Aires, el joven Güemes los conoce palmo a palmo. Las quebradas de Humahuaca, del Toro, de
Escoipe, de Conchas; las rutas al Pacífico y al Atlántico; los valles de Calchaquí, de Lerma, de Siancas; la Frontera, el Chaco, la Puna; todos los caminos, las sendas, los montes, los cerros, la selva, los arroyos; sus florestas y sus pájaros; sus animales salvajes; sus soles y sus lunas; sus villas y villorrios; sus gentes; todo, todo, es para Güemes conocido. Son, así, seis años que lleva como Cadete
del Regimiento Fixo destacado en Salta, hasta que, en 1806, suena la campana de alarma de las invasiones inglesas al Río de la Plata
ATILIO CORNEJO HISTORIA DE GÜEMES

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