martes, 20 de julio de 2021

Don Roberto Jorge Bouton


Historia de Vida.

Don Roberto Jorge Bouton fue un médico gaucho del primer cuarto del siglo XX. Había nacido en Montevideo un 23 de mayo de 1877, y sus padres también eran orientales, Don Julio Bouton y Doña Francisca Dubois, pero sus abuelos eran vascos franceses. Al morir su padre en el Paraguay, "Robertito" - aún un niño -, pasó unos meses en el campo de un tío suyo, y adquirió allí todo el entusiasmo por la vida campera, algo que nunca se agotaría en él. Como pupilo liceista, aprovechaba todas las vacaciones para regresar al campo y, haciendo de peón, se ejercía en todas las tareas de estancia, llegando a dominarlas como pocos. Al tiempo de entrar a la facultad de medicina abandonó los estudios, y empeñó su vida por cuatro años en una estancia de Don Ramón Peyrallo, en Florida. A los años volvió a su pago, doctorándose en 1912, y el mismo año siguiente se radicó en Santa Clara de Olimar, Departamento de los Treinta y Tres, donde ejerció su profesión por un lapso de veinte años.
Su dedicación fue la de un médico de campo, conocedor de las mañas del hombre rural para sobrevivir, y se especializó como obstetra. No amasó fortuna, especialmente, porque no explotó su profesión comercialmente. Por ello, sus "honorarios", generalmente eran en especie: "Ud. no me debe nada, me da lo que pueda y si quiere." De parte del criollo enfermo, podía ser un mate, un cuerno tallado, un apero, una fusta, boliadoras viejas... es decir, parte del ajuar criollo que solamente se encuentra en un lugar: en el rancho de un Gaucho. De esta forma formó su personal museo de cosas criollas, "del campo viejo" - dirá. Con cada ejemplar contaba una historia sobre sí mismo, y otra sobre cómo llegó el objeto a sus manos, a traves del tiempo.
En sus tiempos libres escribía, llenándo libretas y cuadernos, y archivando pilas de ellos, apuntes que tituló "BIEN CRIOLLO", algo que luego modificó por el definitivo de "BIEN CAMPERO", y subtituló como "APUNTES QUE RECOPILO PARA UN LIBRO QUE DEBERÁ LEERSE, PORQUE DIRÁ COSAS QUE NO DICEN LOS LIBROS."
Ya mayor y muy enfermo regresó a Montevideo hacia 1930, y se trajo consigo su museo campero y sus apuntes, su libro de recetas de cocina, sus dos perros y hasta sus gallos de riña. Se instaló con todo en una vieja casona de la calle Lucas Obes y allí murió un 5 de junio de 1940. Pocos días antes del fín, le repitió nuevamente a su esposa Doña Gabriela Trouy: - "nosotros no tenemos hijos. Alguien tiene que continuar esto. Cuando yo falte, entregás todo al Museo Nacional en mi nombre." Negándose a varias ofertas cuantiosas, la noble viuda cumplió con la voluntad de su marido, actitud contraria a la que le hibiera reputado un mejor pasar económico.
Su legado hoy se exhibe en el Museo Histórico de la República Oriental del Uruguay.

Roberto Carlos Stangaferro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario